viernes, 2 de octubre de 2015

1.1




- ¡Welcome darling! ¿Has llegado ya?

- ¿Tú qué crees? Esperando estaba tu llamada, diez minutos de retraso que apunto en la cuenta Lola.

- Lo siento. Ya sabes cómo es la vida del artista, pero ¡oye! que en cuantito he tenido un hueco entre ensayo y ensayo he corrido rauda y veloz a llamarte. ¿Qué tal el viaje? ¿Muy pesado?

- Sí, viajar en turista nunca es cómodo y menos cuando el trayecto es tan largo. Pero bueno ya estoy aquí. Voy camino del hotel, quiero pegarme una ducha y descansar un poco.
- Ok. Yo salgo a las cuatro. Tengo que pasarme por una revista a ver unas fotos que hicieron sobre el espectáculo y después estoy libre. Si quieres quedamos directamente allí.

- Por mi perfecto. Mándame luego la dirección y pregunto cómo se llega en la recepción del hotel.

- De acuerdo. Nos vemos luego nena…¡ah por cierto! Hablé con un compañero del rodaje, Alex, es cámara y muy majo, además de que está como un tren y soltero…
- Al lio Lola.



Puso los ojos en blanco. Conocía demasiado bien a su amiga y sabía que si no la cortaba a tiempo le acabaría contando hasta la vida de la madre del tal Alex. Además claro está que lo que menos le interesaba a ella era si el chico estaba soltero o no. No se planteaba ni por asomo comenzar ninguna relación romántica con nadie. Demasiado había pasado ya, quería ser libre después de diez años atada a la persona equivocada.



- Voy voy - continuó- total que me comentó que está buscando alguien con quien compartir piso. El por lo visto ya lo hace con otras dos personas, pero les sobra una habitación y necesitan llenarla para poder pagar el alquiler. Le he hablado de ti y de tu urgencia por encontrar algo donde vivir y me ha dicho que concertemos una entrevista…si te parece bien claro.

- Piso tengo que encontrar si o si, y verme con él no creo que supongo ningún problema.

- Entonces ahora cuando vuelva le pregunto cuando le viene bien y te digo luego.

- Perfecto. Nos vemos luego entonces.

- No sabes las ganas que tengo de darte un achuchón. Besos.



Lola colgó al otro lado del teléfono. Le encantaba hablar con ella por la vitalidad  que desprendía. Siempre estaba de buen humor, aunque las cosas le fueran mal ella veía el lado positivo de todo. Sentada en el taxi pudo ver la ciudad que a partir de ahora sería su casa. Estaba llena de vida, gente por todos lados donde miraba. Puestos de comida rápida con largas colas donde la gente esperaba para comprar lo que ellos llamaban “brunch”. Recorrió varias calles hasta alejarse del bullicio del centro y pronto el coche paró delante de un edificio.



- Hemos llegado a su destino. Son 40 dólares - el taxista se giró y extendió la mano.

- ¿40 dólares? Ha debido de equivocarse. No hemos tardado ni quince minutos en llegar.

- Señorita no sé de dónde viene usted pero aquí se paga esto, y tenga en cuenta que la he llevado por el camino más corto.

- No si todavía tengo que agradecérselo y todo- el hombre la miró con impaciencia mientras le hacía un gesto para que le diera el dinero- De acuerdo. Aquí tiene.

- ¿La ayudo a bajar las maletas?

- No, déjelo, no quiero que al final el viaje en taxi me salga más caro que el del avión.



Salió del coche se colgó el bolso del hombro y abrió el maletero. Sacó las tres maletas y caminó con dificultad hasta la puerta del edificio.

- Nota mental. A partir de ahora utilizar transporte público.


Empujó la puerta y entró en el hotel.




Maldita sea. Llegaba tarde al trabajo y encima casi atropellaba a una turista que estaba en mitad de la acera contemplando la ciudad ensimismada. Y ni siquiera había oído un perdón de su parte por no apartarse, que va, había podido ver mientras le gritaba como esta le miraba con desdén. Pedaleaba lo más rápido que podía, pero aún le quedaban varias calles por delante y de seguro su jefe estaría esperándolo con ganas de echarle la bronca. Y todo por culpa de su compañero de piso. Al muy lumbreras no se le había ocurrido otra cosa que encender velas por toda la casa para darle un toque más íntimo. No hubiera estado mal sino se hubiera ido a la cama sin apagarlas. Consecuencia, el sofá calcinado y parte del mobiliario del salón en las mismas condiciones.

Tenía que quitarse el tema de la cabeza antes de entrar a trabajar. Le habían asignado hacer las fotos que irían en portada y al ser la primera vez tenían que salir perfectas. Derrapó en la puerta del edificio, bajo de la bici a trompicones y entró sin quitarse el casco, no tenía tiempo.

miércoles, 30 de septiembre de 2015

Ese GRAN desconocido



No me considero crítica de cine o una entendida de lo audiovisual, al contrario, pero si que me gusta opinar sobre las películas que veo y hacerle llegar a los de mi alrededor mis reflexiones sobre ellas.

Esta tarde he estado viendo El Desconocido. Película de Dani de la Torre y con un Luis Tosar impecable, aunque con él delante de la cámara el éxito está asegurado siempre. Personalmente a mi me ha cautivado el personaje de Sara interpretado por una gran Paula del Río, que por lo que he podido leer se estrena en esto del largo ya que antes solamente había hecho un cortometraje. Buena interpretación de ambos actores que son los encargados de llevar el peso de la acción acompañados de una voz en off que les pone al límite.

En cuanto el guión decir que para mi es una mezcla entre Speed y Ultima Llamada. Una bomba en los bajos de un coche + un teléfono al oído constantemente. Pudiera parecer que está muy visto este tipo de trama pero a mi me ha enganchado con los distintos giros que da a lo largo de la historia. La fotografía es un punto a favor enseñándonos A Coruña desde distintos puntos de vista. Cuenta con lo que me ha parecido ver un plano secuencia impresionante digno de cualquier película Hollywoodiense.

En definitiva le doy un 7 a la película y os invito a verla si queréis pasar una tarde entretenida. Os dejo el enlace del tráiler para ir abriendo boca.

Pincha aquí para ver el enlace

martes, 29 de septiembre de 2015

1.



Cuando la vida te da limones haz limonada. Esa era la frase que su padre repetía constantemente. Una y otra vez, en cualquier situación, como si con el simple hecho de decirla sus problemas desapareciesen. Y ahora allí estaba ella, en mitad de la Grand Central Terminal de Nueva York, con toda su vida en tres maletas, el miedo metido en el cuerpo, poco dinero en el bolsillo y con ninguna ganas de hacer limonada.

Salir de su pueblo había sido la decisión más difícil que había tenido que tomar en su corta e inexperta vida, pero sentía que era la adecuada. No podía seguir dependiendo de que las cosas fueran mejorando en su país, que la crisis fuera quedándose atrás como un mal sueño. El trabajo escaseaba, la empresa de su padre no estaba pasando por el mejor de los momentos. Habían tenido que despedir a veinte personas y aún así los beneficios no llegaban. No podía esperar que su padre le mantuviese hasta que un posible marido tomara el relevo. No era de esa clase de mujeres. Siempre se había caracterizado por tomar las riendas de su vida y huir de lo cotidiano.

Pero en esta ocasión era diferente, buscarse la vida en un país distinto al tuyo, con el que no se compartía idioma ni costumbres era diferente. Pero sabía que podría con ello, era una mujer fuerte y nada la haría mirar atrás, “para atrás ni para coger impulso”, esa sí que era una frase que iba a poner en práctica todos los días.

-  ¡Quítate del medio!... malditos turistas se creen dueños de la acera.

La reprimenda del hombre montado en bici junto con sus aspavientos la devolvió a la realidad. Tenía que ponerse en marcha, buscar el hotel que había reservado para pasar los primeros días, instalarse y comenzar la búsqueda de un apartamento donde vivir. Por suerte contaba con la ayuda de Lola, una joven puertorriqueña a la que había conocido cuando ambas estudiaban en la universidad. Teniéndola a ella por lo menos no se sentiría tan sola.

Agarró las maletas se acercó al borde de la acera y levantó el brazo. Los taxis pasaban a su lado como si fuera invisible. Por mucho que se descoyuntara por llamar su atención, nada, seguían de largo.
-            
            -TAXI!...¡Ta..!... ¡Por dios!... ¡TAXIIIIIIIII!- decidió acompañar el grito de frustración junto con un potente silbido. Ese que su abuelo le había enseñado en los veranos de su infancia cuando se iba con él a pastorear las ovejas que tenía su familia, y que su madre tanto odiaba puesto que decía que no era digno  de una señorita con su educación

Como si de una llamada secreta se tratase al instante un taxi amarillo paró enfrente de ella. El conductor salió y después de un “buenos días” sin gracia ni alma, agarró las maletas y las metió dentro del maletero. Luego volvió a subir al coche acompañado de ella.

-           -Me gustaría que me llevara hasta el Broadway Hotel. Creo que está entre la 230 este y la 110.
-           
             -Sé donde está. Llevo toda mi vida viviendo aquí- respondió lánguidamente el conductor. Después subió el volumen de la radio y no volvió a hablar en todo el trayecto.


¡Caray! Espero que no todo el mundo sea tan rudo como este hombre, pensó.  Era consciente que los newyorkinos no se caracterizaban por su simpatía y hospitalidad. Al contrario, Lola siempre le había hablado de ellos como personas que solo se preocupan por su trabajo, por ser productivos sin importarles que tenían que hacer por conseguirlo. Siempre pendientes de sus teléfonos móviles, de sus reuniones. Eran fácilmente distinguibles del resto de comunidades que habitaban en la gran manzana. Notó la vibración del teléfono dentro de su chaqueta. Como pudo consiguió sacarlo del bolsillo y al mirar la pantalla donde estaba parpadeante el nombre de su llamada sonrió por primera vez.  

lunes, 28 de septiembre de 2015

Esther y cuarto...

                                                         

                                               Gracias                                                                

Solamente puedo empezar este post con esa palabra. La misma que en determinadas ocasiones puede costar un mundo decirla, pero que en este caso no me canso de repetir.
Han pasado ya unos días desde mi cumpleaños pero aún sigo de resaca cumpleañera y todo es gracias a vosotros. Porque no solo me hicisteis pasar el mejor día de mi vida sino que también me habéis demostrado la cantidad de gente buena que tengo a mi alrededor.

Ya desde los primeros minutos del 23 de septiembre me empezaron a llover los mensajes de felicitación, pero es que no pararon en todo el día. Ya fuera al teléfono, a través de una llamada, por redes sociales... todos los que creo que algo me quieren me felicitaron. No eché de menos a nadie y doy gracias de felicitaciones que no llegaron (hubiera sido muy desagradable estropearme el día con ciertas personas).

Este post es de agradecimiento y como tal agradeceré a aquellas personas a las que tengo especialmente en el corazón.

Gracias a mis padres y mi hermano, por ser capaces de aguantarme ininterrunpidamente durante 25 años. Con mis altos y mis bajos, con mi época rebelde, con todas las etapas que he pasado hasta llegar a ser quién soy. Gracias mamá por tu lasaña y tus sonrisas, a mi padre por intentar escaparse del trabajo para pasar el día conmigo y a mi hermano por ese bolsón de chuches y su intención de preparme el desayuno.

Gracías a mi familia materna (abuela/ abuelo, tíos/ tías y mis pequeños ratones), por venir a verme y tirarme de las orejas. Por esa tarde divertida aún con percance y mareo. Gracias abuela por la flor morada (será eterna como el cariño que te tengo), al resto gracias por el vídeo y por el día del sabado, por montar y decorar la fuentecilla para celebrarlo. Gracias de verdad.

Gracias a mi familia paterna, por que aún estando liadas no dudaron en acercarse a mi casa y felicitarme. A mi tía Tere por las palabras tan bonitas y a mi Amachu y mi tía Elena por las que me dijeron en persona. Por brindar el domingo con vino argandeño en mi honor y hacerme reír con el dichoso jueguecito. Gracias anticipadas por el album y por el trabajo que conlleva hacerlo. Gracias.

Gracias a mi compañero de aventuras, a mi pareja, a ti Jesús, por prometerme un día diferente y conseguirlo al 100%. Si mi 25 cumpleaños no se me olvidará nunca creo que en un 90% es gracias a ti y a todo lo que me diste en ese día. Las palabras sinceras, la canción preciosa y el amor que me demuestras día a día. Aún con mi cabezonería, ahí estas para conseguir que sonría aunque sea solo unos minutos. El primer cumpleaños de lo que espero que sean muchos.
Por supuesto gracias a Ana y Jesús, tus padres, por darme tanto cariño en tan poco tiempo y querer formar parte de mi vida y de mi cumpleaños sin dudarlo.

Y por último gracias a mis amigas, por las felicitaciones tan curradas a Sole por esa canción en mitad de un pasillo, a Sandra por ir a salvarme al box de vital sin dudarlo, a Laura por ponerme el vídeo estrella de las felicitaciones, a Fanny por pasarse a verme como cada año, a Irene por no olvidarse de él, y a Susana por hacerme creer que soy la mejor informadora turística. A todas vosotras gracias.
Gracias también a los amigos chicos, a los compañeros de trabajo y a las compañeras de universidad.

En resumidas cuentas y como se está haciendo largo este post... 

GRACIAS POR QUERERME...